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Patxi López, Susana Díaz y Pedro Sánchez aspiran a la Secretaría General del PSOE |
El partido más corrupto de nuestra democracia asiste complacido a la guerra fratricida en el seno del PSOE. No ha hecho más que empezar y de momento el partido de Cospedal no ha necesitado tirar de los grandes medios de comunicación que controla, porque los socialistas han empezado a despedazarse solos. Luego, si es preciso poner la puntilla, se pone y veinte años más en el gobierno de España. Veinte años para despedazar las conquistas sociales, para vender la sanidad, la educación y acabar definitivamente con las pensiones.
La guerra en las tuberías de Twitter es lo más parecido a una novela de Murakami donde un gato se atreve a entrar y no le sirven sus siete vida para sobrevivir. En la red social por excelencia se ha llegado a tal nivel de simplicidad y descalificación que basta con decir "Hola" para ser inmediatamente respondido por un desconocido con un "Hola, cabrón" o el más meditado "¿Hola? ¿Por qué no dices adiós, hijoputa?
Hemos asistido ya a otras contiendas civiles entre militantes de partidos políticos en Twitter. Podemos ha dirimido importantes asuntos de su dialéctica política en mensajes que no han superado los 140 caracteres para salir luego victorioso en su Congreso la corriente Pablista. En esa contienda también salió ganador el Partido Popular.
Partidos Políticos como el PSOE deberían contratar observadores de comportamientos sociológicos en las redes sociales para estudiar conductas y obtener conclusiones. No para intervenir, no para que importantes políticos entren al trapo en el exterior de las cloacas y pierdan parte de la batalla porque en esta guerra civil, como en tantas otras más reales, todos pierden aunque al final uno salga victorioso, el Partido Popular.
No importa la corrupción, no importa la trama corrupta de hospitales en la Comunidad de Madrid que da mucho que pensar sobre lo que se avecinaba en Castilla-La Mancha, no importan los cientos de imputados, las tramas, los millones de euros de dinero público que pasaron a manos privadas.
Al final, cuando la guerra sale de las cloacas y se dirime en las urnas quien gana es el partido que menos se ha castigado en las redes, el que menos se ha roto un una guerra entre militantes fraternales, el que ofrece menos espectáculo bochornoso y más confianza por su unidad, aunque se trate de una grande y libre unidad en las tramas más negras de la corrupción.
elObservadorDCLM
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