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Acto de la Fundación llamando al golpe de estado en 2013 |
Expertos en fascismo de la Universidad de
Columbia consideran, en un reciente estudio, que la dictadura franquista fue de
las más sangrientas y represivas que ha conocido Europa. Y no se refieren a los
fallecidos en la Guerra Civil, sino a los que perdieron la vida durante los 40
años que se perpetuó el régimen franquista.
Si comparamos a Franco con su contemporáneo e
inspirador Mussolini, por cada asesinato cometido por el Duce, Franco y su
banda, incluido Carrero Blanco, el de los altos vuelos, ejecutaron a 10.000
españoles. ¿No está mal, eh? Su gobierno estaba cimentado en el puro terror, tanto
que debió impregnarse en el adn de varias generaciones de españoles que, de
tanto callar y temer, acabaron perdiendo la memoria, igual que casi acabaron
perdiendo la esperanza las familias de los, todavía hoy, 120.000 desaparecidos
que pueblan nuestras demócratas cunetas.
Íbamos detrás de Camboya en el siniestro
ranking de desaparecidos, pero allí han comenzado ya a desenterrar y recuperar a
sus desaparecidos y, en dos patadas, seremos los number one del universo en tan dudoso honor. ¿Qué pensaban los
jemeres rojos, que podían ganar a los fascistas españoles? Ni en sueños.
No podía ser de otra manera teniendo en
cuenta como se llevan estas cosas por aquí. Imaginen que en Alemania, la
fundación Adolf Hitler pusiera una demanda contra un cómico por contar un
chiste sobre las cenizas del genocida. ¡Ah! Que no me acordaba, que en
cualquier país europeo que ha vivido un régimen fascista no se autoriza una
fundación que reivindique sus valores. Y menos aún que se financie con dinero
público. Sería simplemente un delito y difícilmente podrían denunciar a nadie,
y, de hacerlo, semejante disparate no sería nunca admitido a trámite. En España,
para colmo, sabemos que la Fundación Francisco Franco posee documentos
históricos con los que chantajea al gobierno de Rajoy.
Nuestra España es diferente. ¿O será demente?
Aquí el esperpento fascista proyecta una alargada sombra que no deja ver con
claridad. Por eso un juez ha admitido una denuncia contra el programa “El
Intermedio”, presentada por unos tipejos que se hacen llamar Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, cuya
sola existencia, subvencionada por todos y todas (incluidos los hijos y nietos
de sus víctimas), es una ofensa a toda la sociedad. Y para colmo, la exaltación
del franquismo celebrando misas por la gloria de Paquita la Culona y sus
matones y haciendo apología de la dictadura es un delito. También aquí, aunque
no lo parezca y no se persiga tanto como a cómicos y tuiteros.
Lo que ocurre es que la ley española es laxa
y ciertos jueces la retuercen como si se reflejara en espejos cóncavos y
convexos; igualito que en una atracción de feria de tres al cuarto, pero más
cutre. Y en lugar de ilegalizar a esta banda de fascistas militantes disparan
al pianista o al payaso, en este caso Wyoming y Dani Mateo, que con el humor,
arma poderosa donde las haya, escarban en la surrealista naturaleza de la santa
España.
La demanda viene motivada porque, al parecer,
estos señores fachas, se sintieron dolorosamente ofendidos por este chiste de Dani
Mateo: “El Valle de los
Caídos, alberga la Cruz cristiana más grande del mundo, con doscientas mil
toneladas de peso y ciento cincuenta metros de altura, el triple de lo que mide
la torre de Pisa. Y eso es porque Franco quería que esa Cruz se viera de lejos,
normal…, porque quien va a querer ver esa mierda de cerca”.
Estimados fascistas, a lo mejor no han
entendido bien las palabras del cómico: cuando hablaba de una gran mierda no se
refería a la cruz como símbolo religioso, al fin y al cabo, mandarla construir
no se debe a un acto de devoción divina, sino al inconmensurable ego de un
sanguinario tirano. Muchos buenos cristianos fueron represaliados por la
dictadura precisamente por eso, por practicar los evangelios. O sea que no
mezclen la sensibilidad religiosa con esto. Hablamos de otra cosa.
La gran mierda a que se refería Dani Mateo
está debajo de una losa de mármol, infectando los cadáveres de miles de presos
republicanos que permanecen retenidos junto a su verdugo pese a la oposición de
sus familias. Esa es la gran mierda, que esta vergüenza nos persiga aún en
nuestros días. Y que un juez admita la denuncia es otro truño como un puño. Y
ya perdonarán la licencia poético-escatológica, pero al pan pan y al vino vino,
como decimos por aquí.
Para terminar, y sin perder el sentido del
humor, aporto una humilde propuesta para zanjar el tema: en primer lugar, y
como no puede ser de otra manera, facilitar a los familiares que así lo deseen,
a los de ambos bandos se entiende, que puedan trasladar los restos de sus seres
queridos de este infame lugar. También los Franco podrían exhumar al abuelito e
incinerar su momia en un programa especial de Al Rojo Vivo, por ejemplo. Fijo
que sacaban una pasta. Ahí suelto la idea. Seguro que Carmencita la pilla. Pero
si no quieren, que lo dejen tranquilo, tumbadito en su caja, hecho un higo sí,
pero un higo embalsamado. ¡Tan marcialmente muerto por la gracia de Dios! O ¡a Dios
gracias! mejor dicho.
Aunque la otra propuesta que me ronda la
cabeza evitaría mucho lío y daría mucho que hablar a su polifacética descendencia.
Se trata de dinamitar directamente el monumento a la vergüenza, una vez
exhumados los cadáveres de ambos bandos, con los trastos viejos que queden
dentro. A grandes males, grandes remedios. Puedo verlo a cámara lenta. La
majestuosa tumba, con propietario incorporado, volando alegremente por los
aires. Y de música de fondo… una copla de Juanito Valderrama: “Me voy a hacer un rosario… con tus
dientes de marfil…”
Luego dirán que los perroflautas tenemos
animadversión a los símbolos religiosos. ¡Pues va a ser que no! A quienes
tenemos animadversión es a los liberticidas que se enmascaran tras ellos. ¡A
esos mierdas!
Plumaroja
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