El ministro de Hacienda ha resultado ser un tipo polifacético. Aunque de lo suyo, las cuentas y la recaudación, anda un poco flojo el pobre. Las matemáticas no son su fuerte. ¡Pues no dice el tío que los salarios españoles han subido moderadamente! Así se entiende que la empresa privada nunca le haya llamado para grandes obras, como hundir la economía mundial (méritos que si han tenido Rodrigo Rato o Luis de Guindos, entre otros...)
Será una broma de ese humor caoba que tanto usa este gobierno. Porque cuando servidor compara su nómina con la de hace cinco años, el afortunad@ que la tiene, le entran ganas de llorar. Y no te digo nada los sueldos que han caído quebrados por la guadaña de la Reforma Laboral, reducidos al salario mínimo interprofesional. Uno de los más bajos de la Unión Europea, superado incluso por el de Grecia.
Para barajar estos datos no es necesario ser ministro de Economía y Hacienda, solo hace falta vivir en el planeta tierra. Pero el mundo de Montoro es otro mucho más surrealista y pinturero. Un país infestado de mentirijillas donde las cosas nunca funcionan como deben. El ministro es una mezcla entre Torrente y el sombrerero loco. No tiene intención de dedicarse a sus tareas de pillar defraudadores de los gordos, procesar a los dirigentes de su partido por financiación ilegal (según la propia hacienda informa del PP valenciano), ni de aumentar los impuestos a las rentas más jugosas. Eso supondría molestar a muchos VIP´S y crearse enemigos poderosos hasta entre los colegas. Montoro no está para esas vainas. Él goza más desarrollando otros talentos. Es un esteta de lo grotesco.
Ahora se ha atrevido a ejercer de crítico de cine aseverando que el español es de baja calidad y por eso no llena las salas. El IVA del 21% es un mantra, una leyenda urbana, un impuesto invisible que no repercute para nada. Seguro que sabe de cine lo mismo que sabe de economía y hacienda. Pero en ambos casos, eso no le impide sentar cátedra sin rendir cuentas a la verdad ni a la vergüenza. No le va nada mal en un país de fábula donde cualquier patán puede llegar a ministro y mentir a espuertas sin que le pase nada.
En este gobierno, el propio Torrente podría ostentar una cartera. O llegar a presidente. ¿Se lo imaginan invitando a Obama a hacerse unas “pajillas”?. ¡Joder con la marca España!
Plumaroja
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