Era el último lechero autónomo que repartía leche clandestinamente, a la anochecida, por los barrios de la ciudad. No entendía, con su negocio en decadencia, que la gente prefiriera la leche que las multinacionales vendían en los supermercados a la que la que él ofrecía directamente de sus vacas. Estaba convencido que la del Tetra brik era veneno blanco que el Gobierno auspiciaba para que la gente muriera antes y ahorrarse así los pagos de pensiones. Macabra teoría conspiratoria que el vecindario consentía a nuestro básico lechero a punto de jubilarse, por la depresión que le producía el lento hundimiento de su negocio.
Igual valor que la teoría de nuestro básico lechero tiene la del ilustrado Zarzalejos. Cerebrito descerebrado de la FAES de Aznar, que no soportan no haber sido ellos los que acabaran con los atentados del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (ETA) -como por ley natural les correspondía a los caudillos de la patria y de las esencias nacionales. Ilustrado negociador, él mismo, con la banda terrorista, a la que dejó más que claro que no buscaban su derrota. Con todo desparpajo acusa a Zapatero de ser el urdidor, con poderes divinos y vate auspiciador, de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. Es la última deposición conspiratoria de FAES. Con esta catadura ideológica afincada en Madrid hay alguna duda de dónde están y quiénes son los impagables peones de la ola independentista periférica.
Las teorías conspiratorias de la historia manan de fuentes oscuras, frecuentemente bastardas, sin registros oficiales, pero de genuina intencionalidad política. Su objetivo es extenderse como manchas de aceite que oscurezcan las certezas o troceando medias verdades para reflejar esperpentos. Algunos ejemplos: ”El ataque a las Torres gemelas fue un autoatentado del gobierno americano. Las bombas del 11 M de Atocha tienen autores intelectuales ocultos en despachos socialistas. Los seis millones de judíos se escondieron ellos mismos en Auschwizt y en otros campos. Hitler, después de su “suicidio” se paseó por el Hotel Viena de Mar Chiquita en Argentina….”
Ahora la pedrada lanzada de la autoría intelectual de Zapatero en la sentencia del Tribunal de Estrasburgo refleja la obscenidad conspiranoica, la catadura moral y el horizonte de basura al que nuestra caverna mediática y política está dispuesta a llegar. Porque detrás de esta acusación -se esté o no de acuerdo con el proceso de paz del anterior gobierno- está, como en otras teorías de la conspiración paranoíca, la huella de la España negra e inquisitorial.
Zarzalejos, que estuvo acompañado por el gurú Arriola en aquella negociación, a escrito las coplas de ciego que ahora recitan por las esquinas Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez, acompañados, en tan impagable labor, de los monaguillos conversos Hermann Tersch y Chani Perez Henares.
Estimados Zarzalejo, Jimenez Losantos, Pedro J. Ramirez, Hermann Tersch, Chani Pérez Henares y resto de la cohorte de becarios aspirantes a ocupar plaza de bufón en esta corte de los milagros que es España... ¡tiempo habrá de pasaros la factura por vuestros extraordinarios servicios!
Plumaroja
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