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Aspecto del río Tajo a su paso por Toledo |
Además de los numerosos vertidos que sufre en su andadura, su larga enfermedad empezó en 1979 cuando, a través de un acueducto de 292 kilómetros, comenzaron a derivarse al Segura las primeras aguas de la cabecera del Tajo desde los embalses de Entrepeñas, en Guadalajara, y Buendía, en Cuenca. Desde ese momento, los sucesivos gobiernos han aprobado trasvases que se han ido regulando según la disponibilidad de agua, según los años hidrológicos.
En los últimos años, el actual gobierno del Estado, con la complicidad de la ya ex presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ha abusado de tal manera de las ya diezmadas aguas de los embalses de cabecera que, lejos de un caudaloso y limpio río, su imagen se parece más a una charca de aguas estancadas con flora y fauna moribunda.
Este sábado hemos vivido el episodio más triste e indignante del Tajo a su paso por Toledo, el río convertido en el tambor de una enorme lavadora llena de espuma sucia.
Además, sobre el río, existe la hipoteca de 60 hm3, que serán trasvasadas hasta la cuenca del Segura cuando las lluvias lo permitan. Hasta ese extremo ha llegado el expolio del río por el gobierno de Rajoy, hasta el extremo de trasvasar futuras aguas.
Ya está bien. Alguien tendrá que decir, hasta aquí hemos llegado.
elObservadorDCLM
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