NATURALEZA.
Antonio Rodríguez Rubio
Antonio Rodríguez Rubio
Este verano ha sido seco por
mi zona y no pude regar el jardín convenientemente; le di un riego tardío de
salvamento. Las últimas lluvias y que no ha hecho frío, han propiciado unos
brotes impropios de este tiempo. Ocurre también en los cítricos, luego, vienen
un par de días de frío y se producen heladas dañinas. Porque el verdadero frío
en mi zona de Librilla (Murcia), se reduce a dos días; un día tenemos unos
veinte grados y al día siguiente bajamos a menos tres; producida la helada,
volvemos al “buen tiempo”.
En mis sesenta y tres años de
vida, llegué a conocer el invierno. Ya en agosto había que echarse por encima
una sabanita. El frío se iba asentando poco a poco y al llegar enero las
arboledas estaban paradas en savia y con tres grados bajo cero no helaba. De
cuantos refranes aprendí de mis mayores sobre el tiempo, pocos se pueden
aplicar ahora. Normalmente, cuando se ponía nulo, llovía. Casi todo el término
municipal de Librilla eran secanos y se solían sembrar cereales; a mediados de
los 50, mi abuelo Antonio recogía buenas cosechas de cebada. Ahora, grano que
siembres, grano que pierdes; no lloverá ni para que germine.
Negar el cambio climático,
no quiere decir que no se haya producido.
Soy persona de montañas,
montes y fuentes. He subido a los montes comunales muchas veces y desde la
altura de un monte de yeso que llamamos “El Castellar”, se podía ver casi todo
el Valle del Guadalentín; era un vergel. Hoy predomina el pardo. Hay un
montículo que fue repoblado con pino carrasco en los 60 y están todos secos.
Según un estudio de la
Facultad de Biología de la Universidad de Murcia, de seguir la tónica que
llevamos, en el 2100, la Región de Murcia, será un desierto.
Por regla general, la flora
es la que determina a la fauna. Desde el herbívoro hasta el gran predador. Hay
especies de aves que iban a invernar en África y ahora se quedan en la
Península Ibérica; se han modificado los comportamientos y esto condiciona al
sistema. Dado que se ha venido eliminando sistemáticamente a los predadores, en
los herbívoros hay superpoblación. La superpoblación de herbívoros, invade las
tierras de cultivo y hace que mermen las cosechas que soportan al humano. El
humano está cambiando su régimen alimentario y con ello se modifica el cerebro.
Como esto se da paulatinamente, parece imperceptible.

Según aseguran los científicos,
la desaparición de los dinosaurios se debió al impacto de un meteorito en lo
que hoy se conoce como el Golfo de México. Solo sobrevivieron los vertebrados
de menor tamaño. Podría desaparecer nuestro modo de vida, no el planeta Tierra
que ha sufrido a lo largo de su historia geológica multitud de cataclismos. Las
cucarachas y las ratas, sobrevivirían.
Los recursos de la Tierra,
son finitos. No se puede ir a un crecimiento sin límite porque nos va la vida
en ello. Cuando el humano interviene en los ciclos ecológicos, los destruye.
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