![]() |
Manifestacion trabajadores de Solaria en Puertollano |
Andamos en Puertollano con el dogal en el
cuello, porque raro es el día que no nos desayunamos con el cierre de una
empresa. Se fueron PROENER y SILICIO a dormir el sueño de los justos (esta
última anda en el limbo concursal) y ahora se nos va SOLARIA, que ya se había
dejado centenares de empleos por el camino. Además, los pocos operarios que aún
quedan en nuestra querida “Sevillana” (E-on) están desmantelando sus
instalaciones, ENCASUR espera el comunicado final para enterrar más de un siglo
de historia minera y ELCOGAS avisa de que su cierre podría llegar en cualquier
momento. Y con SOLARIA de “cuerpo presente”, en pleno duelo, lo que a cualquier
persona “sensata”, no digo inteligente, la obligaría a remar en la misma dirección
que su convecino, van nuestros lideres locales y se espetan unos a otros que “la culpa es…” “a que va a ser de Zapatero”.
Pobre José Luis, que santa paciencia la de este hombre, es culpable hasta de
haber nacido.
Cuando la pregunta clave es ¿Qué hacer para
dar continuidad al clamor expresado por la ciudadanía? La respuesta no puede
ser andar distraídos, entre IU y PSOE, por los asuntillos que el anterior
alcalde tenga con la justicia. Esa es una cuestión que se resolverá sin que las
opiniones de unos y otros sean decisivas, mandarán las pruebas, y, en este
caso, tales disputas solo contribuyen a levantar muros de incomprensión cuando caminar codo
con codo es más necesario que nunca. Los egos y los rencores se guardan para lo
personal, porque la situación exige altura de miras y pensar en lo colectivo.
Zariquiegui, celosa ante esta pelea y
queriendo ser el muerto en el entierro –lo digo sin doble intención…, por lo
del negocio-, se ha sumado a la fiesta disparando contra todo y contra todos, presuntamente
enfadada por las críticas que los dirigentes de CCOO y UGT lanzaron a Cospedal
y Soria, aunque lo que realmente busca, con esa chusca oratoria que acostumbra a
usar, es pescar en rio revuelto y que se hable de cualquier cosa menos de sus
continuas traiciones a Puertollano y las culpas de su partido en la grave
crisis industrial de nuestra ciudad. Lo que dice de los sindicatos debería
hacérselo mirar porque huele a fascismo puro, pero cuando se refiere a Rafael
Sánchez y Mayte Fernández es de tal bajeza que queda descalificada política y
moralmente. Lo que no es ninguna sorpresa, al menos para mí, porque de su falta
de ética hay pruebas más que suficientes. Como muestra un botón: solicitar la
instalación de un horno crematorio en su tanatorio, pese a que la normativa
recomienda la proximidad al cementerio y cierta distancia sobre edificios
habitados, y hacerlo siendo concejal al tiempo que empresa es de todo menos “ético”.
Por último, están sus intencionadas mentiras sobre el origen de la crisis de
las renovables. Cuestión esta que paso a explicarle en las próximas líneas.
Después de años de malas decisiones políticas
y peores soluciones técnicas, el déficit de la tarifa eléctrica se ha convertido
en el argumento perfecto para desmantelar las energías renovables. En este
disparate han participado activamente, rivalizando en incompetencia, gobiernos populares y socialistas, pero fue el equipo
energético de Aznar quien creó el infernal mecanismo que permite a las
compañías eléctricas acumular derechos sobre la base de cálculos de precios más
que dudosos; han sido los gobiernos de Zapatero los que, con su negligencia,
mantuvieron prácticamente intocada la estructura de cálculo y asignación de
precios e ingresos decidida por el PP y dejaron que venciera legalmente la reclamación
de los Costes de Transición a la Competencia (CTC) por un importe superior a
los 3.000 millones que las compañías habían cobrado de más a los consumidores.
El supuesto déficit acumulado ronda los 30.000
millones y tiene efectos devastadores para los consumidores, porque sobre nosotros
pende la amenaza de una subida de tarifas arbitraria y descomunal para
enjugarlo (más del 70% en los últimos cinco años); y para las empresas, porque
se apuntan derechos que los analistas e intermediarios financieros empiezan a
poner en duda. En cualquier caso, presionan para que el Gobierno tome
decisiones urgentes que no afecten a sus cuentas de resultados y lo hacen
siempre con las renovables en el punto de mira.
El sistema actual de
cálculo de tarifas y reconocimiento de precios es marginalista: esto es, se retribuye por el precio de la tecnología
más cara que opera en el mercado, que es el gas natural. En consecuencia, la
regulación eléctrica actual (más deficiente que el Marco Legal Estable, tan
denostado por los electroduendes, analistas que se dicen independientes aunque disfrutan
de pingües contratos con las empresas eléctricas) genera unos beneficios
descomunales en las producción hidroeléctrica y nuclear, ya amortizadas, que no
se trasladan al consumidor. La perversión es tal que cualquier subida del
precio del crudo (y por tanto, del gas) genera un aumento de beneficios en las
eléctricas muy superior a los costes incurridos. El mal llamado mercado
eléctrico está aquejado de un asombroso exceso de capacidad y beneficia a las
empresas con una competencia insuficiente (mejor, inexistente) en la actividad
mayorista y minorista. No hay que olvidar que el principio político que lo creó
y proporcionó el primer impulso fue el deseo de Rodrigo Rato y del subalterno de
turno en Energía de embalsar los precios y lanzarlos hacia un futuro
indeterminado.
Y aquí está el origen del problema. En una
desastrosa decisión política tomada por el gobierno de Aznar y en la falta de
coraje para cambiarla. El chollo para las eléctricas no ha parado de crecer y
solo se vio amenazado por la pujanza de las renovables, por lo que rápidamente
se las puso en el punto de mira. Las eléctricas y sus electroduendes
convencieron a Zapatero, tarea fácil dada su proverbial buenismo, del riesgo de
otra burbuja creada, en este caso, por las renovables y este ordenó a Miguel
Sebastian poner orden en el sector. Por cierto, que nadie olvide el
espectacular apoyo económico que recibieron las renovables de los sucesivos gobiernos
de Zapatero.
Sebastian, social-liberal de pro, con gran
regocijo del oligopolio eléctrico congeló las primas a la fotovoltaica y
reorientó la apuesta hacia la termosolar y la eólica. Era una jugada maestra:
se expulsaba del mercado a los pequeños productores que habían apostado por la
fotovoltaica al tiempo que se mimaban las grandes inversiones de las
constructoras y las propias eléctricas, en su inmensa mayoría en parques
eólicos o termosolares.
Pero la llegada del PP al poder fue un tsunami que barrio cualquier tipo de
ayuda al sector y además impuso la retroactividad para las subvenciones ya
concedidas. El resultado es una catástrofe de dimensiones incalculables: miles
de pequeños inversores arruinados, decenas de miles de empleos destruidos y los
juzgados saturados por las demandas de grandes inversores extranjeros que se
consideran estafados por el actual gobierno y su inestable marco jurídico.
Junto a estas medidas gubernamentales,
suficientes en sí mismas para el cierre de cientos de empresas, aparece otro
enemigo letal que da la puntilla a nuestras empresas: la estrategia china de
desregular el sector para hacerse con su control. La inoperativa Europa ha
tardado años en tomar decisiones para proteger a sus empresas del sector de
renovables, todo lo contrario de Estados Unidos que rápidamente fijó aranceles
a los productos chinos sin dejarse condicionar por las amenazas que lanzaban
los asiáticos. Gracias a la protección de Obama, el sector de las renovables se
ha salvado en Estados Unidos, mientras en Europa ha desaparecido o pasado a ser
controlado por empresas chinas, por cierto fuertemente primadas por su gobierno.
La guinda del pastel es una reforma laboral que lamina cualquier derecho de los
trabajadores y permite a las empresas aplicar EREs extintivos a precio de saldo
y sin contar con los sindicatos.
Estas, por mucho que Zariquiegui no tenga
capacidad para entenderlas, son las causas que han llevado a cerrar a nuestras
empresas. Su gobierno, el de Rajoy y Cospedal, podría haber cambiado las cosas
en lugar de agravarlas. Mariano, por ejemplo, podría haber derogado el Decreto
Sebastian que congelaba las primas a las renovables y sin embargo prefirió ir
más allá, las suprimió por completo y aplicó la retroactividad a las ya
concedidas. Cospedal, por su parte, ha aplaudido las decisiones de Rajoy y
cuando ha tenido ocasión ha metido la tijera propia para ayudarnos a caer:
ISFOC, VIRTUS, CCM, Aeropuerto, Fundación Fuente Agria, Centro Nacional del
Hidrógeno, impagos millonarios al Ayuntamiento…, etc. Y usted,
diputada-concejal Zariquiegui, en lugar de votar defendiendo los intereses de
los ciudadanos que la han votado y le pagan el sueldo…, usted nos traiciona o
nos insulta cada día en las cortes regionales, votando siempre del lado de su
partido y argumentando contra su propio pueblo. Lo suyo, señora mia es un
ejercicio de plañidera hipócrita que nos cuesta 4.000€ cada mes: -2.372 euros
netos del Ayuntamiento, 1.250 euros fijos de las Cortes por pertenecer a una
comisión y entre 500 y 600 euros por asistencia a plenos y comisiones-. ¡Nunca
la hipocresía estuvo mejor pagada!
Plumaroja
Comentarios
Publicar un comentario
DEJA AQUÍ TU OPINIÓN