Acto constituyente de Convocatoría Cívica |
Con la constitución y la presentación de la Convocatoria Cívica en el Ateneo de Madrid por parte de Baltasar Garzón, Federico Mayor Zaragoza y Juan Torres, a la cabeza de otras muchas personas claramente identificadas con el cambio que la sociedad necesita, se da el primer paso para la consecución de una Coalición Electoral o Agrupación de Electores, un Frente Amplio, capaz de revertir la actual composición del poder político en España.
La Constitución del 78 está agotada. Todas sus instituciones, empezando por el sistema de partidos políticos, han mostrado su incapacidad para hacer frente a la crisis y solo han servido para cargarla a las espaldas de quienes ya sufren de la injusticia del sistema fiscal actual: trabajadores, parados, pensionistas y pymes.
Lo que hasta ahora era una necesidad y un deseo, desde el 3 de julio es una operación política en marcha.
Sectores del 15 M ya habían mostrado su disposición a bajar a la arena electoral. Otros miembros de este movimiento de regeneración democrática consideran que deben hacer todo menos presentarse a las elecciones, al aborrecer lo que hoy son y representan los partidos políticos. Este debate es fundamental para el éxito del Frente Amplio. Y lo único que no hay que hacer es darlo por cerrado.
La vocación del Frente Amplio debe ser agrupar a la inmensa mayoría de la población, que ha sido perjudicada por la crisis en exclusivo beneficio de los más ricos, que no solo no han pagado lo que deben, sino que siguen beneficiándose de un sistema fiscal injusto, que en el último año ha permitido aumentar en algo más de un 5% el número de millonarios en España.
De forma explícita, Convocatoria Cívica se ha dirigido a los movimientos sociales y a aquellas fuerzas que luchan contra el actual estado de cosas a que se agrupen, a que unan sus fuerzas, a medirse con quienes defienden el actual sistema. Es momento de analizar lo que nos une y edificar sobre ello nuestro Programa y configurar la fuerza política que concurra a las elecciones.
La próxima cita electoral son las europeas, en mayo de 2014. Baltasar Garzón declara que no pretende ser candidato, dibujando una estrategia que buscaría que se alcanzasen acuerdos programáticos por los partidos políticos que teóricamente se muestran contrarios a las políticas neoliberales, así como de las distintas plataformas sociales, como la de las hipotecas. En mi opinión, eso sería una condición necesaria pero no suficiente. Y ello porque nada garantiza que, alcanzados los resultados electorales, se traicionen las promesas electorales.
De ahí que considere necesario cambiar la Constitución, no simplemente corregir sus errores más flagrantes. Hay que quitar el poder de decisión a los partidos y dárselo a los ciudadanos, cuyo voto en referéndum periódico, por ejemplo, cada seis meses, decida qué leyes se aprueban o modifican, incluido una real capacidad de proposición de leyes por parte de los ciudadanos que impida que pueda repetirse el bochornoso espectáculo de que una iniciativa popular ciudadana como la de la dación en pago sea votada exclusivamente por sus enemigos.
Vengo repitiendo que las elecciones europeas, por tratarse de circunscripción única, son las únicas en las que no se pierde ningún voto. Ello permite que, si no se alcanzan acuerdos entre todas las fuerzas teóricamente interesadas en el cambio, el mismo puede ser acordado a posteriori por las distintas opciones políticas resultantes, en proporción a los resultados. Por eso no hay que descartar nada. E impulsar todo.
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