![]() |
Juan Carlos I y Corinna zu Sayn-Wittgenstein |
Al emérito monarca le ha salido un
contable de sus amoríos que ha establecido sin ningún género de dudas que a lo
largo de su vida se llevó al tálamo a 4.786 mujeres, una cifra que haría
palidecer a Casanova o al morenísimo Julio Iglesias, que presumía de haber
hecho 3.000 muescas a su cabecero, patas incluidas. La etapa más fecunda, según
el inventario, habría sido la de sus primeros veinte años como rey, un “período
pasional” en el que habría acumulado 2.154 conquistas, a una media de 125 al
año. El voraz apetito de Su Enormidad sólo se habría interrumpido en su viaje
de novios, del que no consta devaneo alguno.
El autor de este singular catálogo
es el coronel retirado Amadeo Martínez Inglés, que se ha buscado una editorial
portuguesa para publicar Juan Carlos I. El rey de las 5.000 amantes, una
compilación que se inicia con la novia de juventud de nuestro Tenorio y que, al
parecer, se nutre en parte de los informes de una red de espías desplegada por
Franco para vigilar las andanzas de su desenfrenado sucesor desde su paso por
las distintas academias militares hasta su proclamación después de seis años
como príncipe heredero.
Martínez Inglés ha dado la impresión
de estar un tanto obsesionado con el exjefe del Estado, sobre el que ha venido
publicando varias biografías, y cuya definición en un artículo de opinión como
“el último representante en España de la banda de borrachos, puteros, idiotas,
descerebrados, cabrones, ninfómanas, vagos y maleantes” le valió una multa por
un delito de injurias graves a la Corona. Diplomado en Estado Mayor y profesor
de Historia Militar en su Escuela de Oficiales no es, precisamente, un piernas.
Sólo quien ha tenido alguna vez cabeza puede permitirse el lujo de perderla.
Casi diez años antes de que algún
medio resucitará el pasado mes de enero que el CNI había ingresado cientos de
millones de pesetas de los fondos reservados en cuentas de Luxemburgo para
evitar que Bárbara Rey desvelara su relación con el Rey y difundiera algunos
vídeos calientes de la pareja, el coronel ya había denunciado en una carta al
entonces presidente del Congreso Manuel Marín diversas actividades ilícitas del
portador de la Corona. Entre ellas su implicación en el 23-F, su
enriquecimiento desmedido, la corrupción de la institución, el “presunto
asesinato” de su hermano Alfonso y el desvío de “fondos reservados del Estado
para pagar sus aventuras galantes y los chantajes que alguna de sus numerosas
amantes, como el que tuvo que hacer frente a partir del año 1994 tras su larga
relación amorosa de 15 años de duración con una bella vedette del espectáculo
español. Que nos ha costado a los contribuyentes españoles más de 500 millones
de pesetas, pagados con los fondos reservados del CESID, Presidencia del
Gobierno y Ministerio del Interior”. El coronel escribió pero no tuvo quién le
escribiera a él, al menos para dar acuse de recibo de su misiva.
En este último punto es donde tiene
algún sentido su retahíla de amantes en tapa dura que verá la luz en
septiembre, que de ser cierta permitiría entender el desgaste de caderas que ha
sufrido este Don Juan a secas. Una cosa es que el monarca haya sido cliente VIP
de Pikolín, que poco tendría que importarnos siempre y cuando hubiese cumplido
con sus obligaciones oficiales -lo que no siempre ha ocurrido-, y otra muy
distinta que hayamos tenido que financiar sus ligues y el borrado de sus
huellas a escote, y nunca mejor dicho.
A estas alturas lo único que
sorprende de esta pretendida adicción sexual del monarca son las escasas demandas
de paternidad que se han conocido -y archivado comme il faut– ante semejante
despliegue de fortaleza física. Dando por buenos los datos, aunque sólo fuera
en un pequeño porcentaje, es posible afirmar con algunos de los estudios
conocidos recientemente en la mano que este hombre se ha vacunado a conciencia
contra el cáncer de próstata.
A Martínez Inglés hay que
reconocerle bastante valentía, ya fuera por su defensa del Ejército
profesional, que le costó cinco meses de cárcel en la prisión militar de Alcalá
de Henares, o por su beligerancia contra la guerra de Irak. Con su último
cartucho dispara a lo ya amortizado.
Juan
Carlos Escudier
Comentarios
Publicar un comentario
DEJA AQUÍ TU OPINIÓN