martes, 21 de enero de 2014

LAS DESLEALTADES DE ARTUR MAS EN LA CONSULTA SOBERANISTA DE CATALUNYA,

La aspiración soberanista de parte de Catalunya es legítima, pero opino que la actitud de su president Artur Mas es desleal y contradictoria.
Es legítimo el derecho de un colectivo a expresar su opinión, sus deseos y su voluntad. Incluso a decidir sobre ello por los cauces democráticos establecidos. En este caso, además de legítimo, sería legal.
Pero el president Mas, que dice defender este derecho, en realidad lo perjudica. Lo perjudica porque hace trampa.
Primero, porque mientras por un lado defiende este derecho de los ciudadanos a ser consultados, por otro lado ya se pronuncia y hace campaña para la independencia. Juega con doble baraja.
Juega con la baraja de defender un derecho en abstracto, para intentar recoger así adhesiones, pues a nadie gusta renunciar a un derecho (el que sea), y la baraja de pronunciarse ya por la independencia, que en si misma es una opción legítima, pero que puede no ser compartida por todos, y la forma de conseguirla puede no ser legal e incluso ser perjudicial para la convivencia.
¿Se defiende el derecho a ser consultado y a decidir entre varias opciones, posición ampliamente mayoritaria, o a proclamar la independencia como sea, “sí o si”, ya mucho más minoritaria?
Segundo. Hace trampa, también, con su deslealtad  Artur Mas es desleal al cargo que ostenta y lo es a sí mismo.
La Generalitat es parte del Estado y su presidente el representante ordinario del Estado en Catalunya. Propugnar la secesión de una parte del Estado desde dentro del propio Estado y valiéndose de sus instrumentos, es una clara deslealtad institucional.
Y proponerse incumplir o tergiversar el sentido de la Constitución, masivamente votada por los catalanes y prometida o jurada por el propio Artur Mas al tomar posesión de la presidencia de la Generalitat, es otra deslealtad a la ciudadanía que la refrendó y a sí mismo como persona y como president. Para poder hacer esto legítima y honestamente, debería dimitir antes del alto cargo que ostenta y defender sus nuevas pretensiones como un ciudadano y un político de base. No investido de la púrpura de la presidencia ni con el dinero de todos los contribuyentes.
Este es el marco de la legitimidad, de la legalidad, de la coherencia y de la honestidad en el que cabe moverse en la vida política institucional. Fuera de este marco, el campo es mucho más amplio, pero antes hay que renunciar a las prebendas y esperar que la ciudadana, democráticamente, te las vuelva a otorgar.
Jugar con doble baraja, con trampa, es desprestigiarse y desprestigiar la legítima causa por la que se lucha. Artur Mas -con perdón- se desacredita y perjudica a Catalunya.

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