martes, 1 de abril de 2014

REFORMAR LA CEOE... ¿PARA CUANDO?

Rossel, Aguirre y Arturo Fernández
El presidente de la CEOE, Juan Rosell, salió en defensa del reelegido líder de la patronal madrileña Arturo Fernández con una argumentación que a un servidor, verá usted, no le acaba de cuadrar. Según Rosell, las leyes son demasiado enrevesadas y cualquiera nos podemos meter en líos sin enterarnos. Hasta el mismo confiesa haber tenido problemillas legales. Por olvido, por supuesto.
¡Pobre don Arturo! ¿Cómo iba a pensar que no pagar la Seguridad Social de sus trabajadores era un pelín ilegal? La legislación es terriblemente confusa a este respecto. Al menos para los empresarios chorizos que se devanan los sesos intentando burlarla. Aunque sería deseable que quien representa al colectivo de empresarios madrileños tuviera una interpretación meridiana de la legislación laboral. Amén de un mínimo de honestidad y una trayectoria profesional intachable. Estar acusado de fraude a la Seguridad Social y una imputación en el caso Bankia no parecen las mejores credenciales. Puestos a dar rienda suelta a la comicidad podrían haber elegido al otro Arturo Fernández, el de las chatinas, este al menos enamora a las abuelas de las residencias geriátricas.
Entre los líderes en estulticia está el presidente del círculo de empresarios leones, un tal José Ángel Crego. Un inepto con afán de notoriedad que ha buscado portadas de prensa y su minuto de gloria televisiva proponiendo que los trabajadores paguemos a la empresa cuando esta nos despida para agradecerle que nos haya tenido recogidos unos años. Olvida este "tonto el haba" que les hemos pagado con creces el misero salario que nos pagan. Que bueno sería que tuvieran que trabajar ellos para ganarse el pan con el sudor de su frente. Así no tendrían tiempo para ocurrencias y chorradas. 
Pero ahí está Díaz-Ferrán que (pese a haber dado con sus mullidos huesos en la cárcel por una buena suma de delitos) representó a la patronal nacional, empujó las reformas laborales y se permitió el lujo de anunciar a los “curritos” que había llegado el momento de trabajar más cobrando menos. Si las cabezas visibles de los empresarios españoles cuentan con semejante pedigrée, ¿qué podemos esperar del resto que les ha elegido? Lo cual me lleva a pensar que, quizás, lo que de verdad necesita este país es una drástica reforma patronal.
Multas, señor Rosell tenemos todos, es cierto. Algunos por defender los derechos laborales que ustedes, con el contubernio del gobierno, han hecho pedazos. Y no es porque no entendamos las leyes que presuntamente quebrantamos. No somos tan idiotas. Es porque son normas injustas diseñadas “ad hoc” para el lucro personal de patrones como los dirigentes de sus organizaciones. Pero no todos estafamos, defraudamos o somos el presidente de los empresarios madrileños. Alegar el desconocimiento de la ley, más siendo esta tan obvia, no te exime de la falta. Solo evidencia que eres un inepto o un cínico canalla. Yo apunto por ambas cosas.
Cuando Rosell indica la conveniencia de simplificar las leyes lo que en realidad quiere decir es que deben ser más flexibles que una goma elástica para que puedan saltárselas a la torera. Yo soy más de simplificar la cúpula de la patronal pagándoles unas largas vacaciones en Soto del Real a todos los defraudadores y chanchulleros que la frecuentan.
Allí, en compañía de Ferrán, podrán montar otra organización más acorde con su verdadera naturaleza depredadora. Alguna mafia carcelaria de la que serán, no tengan dudas, los putos kies de la trena. Experiencia no les falta.

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