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Iñigo Errejón |
¿No podría existir una candidatura
sostenida no en un careto de uno u otra, sino en un proyecto claro en favor de
la ciudad y la región entendidas como espacio común, y que comprometa a quienes
lo defienden de forma imperativa? ¿Y cuáles serían esas medidas prioritarias
para empezar a garantizar la vida digna del conjunto de la población? ¿Pueden
debatir y decidir unos pocos cuáles son las necesidades de muchos? ¿No sería
más eficaz idear y desarrollar mecanismos para que sean las propias muchas y
muchos quienes expresen sus necesidades y deseos y los caminos que creen
mejores para aproximarse a ese horizonte común? ¿No sería una forma para tender
a implicar mayorías ciudadanas? ¿No sería posible dejar la elección de la lista
para después? ¿Buscar y elegir después colectivamente quiénes pueden ser los
mejores portavoces y servidores de las decisiones, entendidas como proceso
permanente, de las muchas y muchos?
La candidatura de Errejón supone una
respuesta negativa a todas estas preguntas. Dice querer recuperar el espíritu
original de Podemos y de Ahora Madrid, pero aquellos fueron en principio
procesos rotundamente colectivos y participativos, el suyo, porque es suyo, no
lo es. Su estrategia es otra. Muy legítima, pero sin garantía alguna en
resultar más eficaz no ya en la transformación “del mundo”, sino tampoco en su
conservación (aludo a palabras de Alba Rico). Su apuesta, la de Errejón, se
basa en el mismo hiperliderazgo que critica en Iglesias y puede salir bien en
términos electorales, como confían tantos analistas cercanos a Podemos, o puede
ser un desastre funesto y de muy difícil recuperación. No lo sabemos. Tampoco
conocemos el proyecto político concreto de Más Madrid. La incertidumbre es
total. Y por tanto, sólo nos queda hacer aquello en lo que creemos.
Desde Podemos (en sus distintas
identidades), Izquierda Unida, Equo, movimientos sociales, colectivos diversos,
individuas e individuos cualquiera, existe la posibilidad, hoy, de emprender un
proceso colectivo, amplio e inclusivo, para construir un proyecto que no se
limite a hablar de emociones sino de medidas concretas que obliguen a quienes
las expongan como programa, un proyecto en el que vayan apareciendo las
personas que colectivamente se consideren más adecuadas para defenderlo. Un
proyecto en el que, si de verdad quiere un espacio plural y lo más amplio
posible, también podría integrarse Errejón. Y si no, no pasa nada, serán
fuerzas que lucharán por los mismos objetivos (de forma general) con distintas
estrategias. Fuerzas amigas que se habrán de tratar bien, por tanto, porque
habrán de sumar.
Sólo participé orgánicamente en
Podemos en el primer Consejo Ciudadano de la Comunidad de Madrid, hace ya
siglos de esto, y por tanto, hablo desde un conocimiento muy escaso de la vida
interna de la organización. Hablo además desde una mirada baja y un sentido no
muy elevado de nada, acomplejado incluso (tranquilo, también: en nombre de “la
altura de miras”, “el sentido del Estado” y con una actitud “sin complejos” se
han cometido algunos de los más graves crímenes de nuestra democracia), pero
hablo. Porque considero que hoy es deber cívico indispensable participar y que
sólo a través de la participación podemos atravesar el infierno actual que es
la vida sometida al crecimiento ilimitado de los beneficios privados.
Parece inevitable reorganizar la
potencia emancipadora evidenciada en las plazas durante la primavera de hace
siete años. Y la existencia de una candidatura distinta a la de Errejón me
parece fundamental para que esta reorganización no se haga en falso, para no
volver, una vez más, a las concepciones elitistas, poco democráticas, de cómo
organizar la lucha por la democracia, la lucha, en fin, por la emancipación
colectiva.
Alberto San Juan
gran análisis, enhorabuena, coincido en todo con usted. Yo creo que ha sido a raiz de los medios de manipulación que en su intento de mostrar al país que Unidos Podemos era exactamente igual que el resto de partidos, siempre han hablado de luchas de poder, siempre hablando de personalismos y corrientes bla bla y nada de las politicas o del programa que presentaban a las elecciones, le han dado más bombo mediático a las zapatillas y patillas de Iglesias que al prgrama político de Podemos que ra de sentido común... y lamentablemente hemos picado...
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