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Iñigo Errejón y Manuela Carmena |
Lo intentaron
en el PSOE contra Pedro Sánchez y casi lo consiguieron. Lo intentó Nueva
Izquierda contra Julio Anguita para después terminar integrándose en el PSOE.
Lo intenta sin suerte y sin fuerzas Gaspar Llamazares para seguir siendo quintacolumnista
del PSOE en IU. Ahora lo intenta Errejón en Podemos con el apoyo de Carmena
desde Más Madrid. ¿Qué ocurre con las minorías en los partidos de izquierda?
¿Por qué no acatan los acuerdos votados por la mayoría?
Si Pedro Sánchez pudo defender la legalidad y legitimidad de su
mandato fue gracias a la democrática reacción política de los militantes
socialistas, está por verse si Pablo Iglesias puede, sabe y quiere defenderse,
convocando el voto de los inscritos ante el cerco, acoso y derribo del que es
objeto, pese a haber triunfado ampliamente en Vistalegre II. Si el 30% de
Podemos logra imponerse a quien fue votado por el 70%, la izquierda podría
volver a los tiempos más autoritarios de su historia.
A la vista de la traicionera maniobra de Errejón (aprovechando
incluso la baja paternal de Pablo Iglesias en la SG), Vistalegre II continúa
abierto. No cabe entender lo que ocurre hoy, más allá de las posturas del
candidato a la Comunidad de Madrid, si olvidamos que se salta los
procedimientos democráticos internos con el objetivo de ganar en las elecciones
del 26 de mayo lo que perdió en febrero de 2017 en Vistalegre II. Al mezclar la
batalla interna, que él da por inconclusa en Podemos, con la batalla electoral
municipal-autonómica, perpetra una torticera jugada que deja a la mayoría
democráticamente elegida de Podemos a los pies de los caballos de la minoría.
Es un hecho consumado. Tanto si Iglesias cede como si no se enfrenta, gana
Errejón. En cualquiera de los dos supuestos, él prosigue como candidato y,
sobre todo, intenta que la minoría que dirige consiga dar la vuelta al triunfo
de la mayoría de Podemos.
Toda la retórica que utiliza, basada en esa falacia de contraponer
lo que él llama la “espontaneidad a los cauces democráticos de las siglas
políticas”, para lo que se apoya en las siglas de Mas Madrid, puede recrear hoy
un caudillaje peronista ajeno a las organizaciones que representan los
intereses populares. Tan necesario es intentar traspasar las fronteras
partidarias en las urnas como defender la soberanía de los partidos, de lo
contrario la democracia partidaria y social estaría seriamente amenazada por
caudillos que imponen su idea por encima de los acuerdos democráticos. Esa
confusión entre lo político, lo electoral y lo social, en la que se enfrentan
los resultados electorales a los internos de Podemos, pretendiendo sustituir
los colectivos políticos por “núcleos irradiadores” (en los que el ejerce como
Mitra irradiante), por decirlo con los propios términos de Errejón,se parece
poco al movimiento ciudadano que inspiró el nacimiento de Podemos .
Tanto si un pacto como el demandado por algunos dirigentes que anteponen
su silla a que se aplique la democracia interna (Acuerdo de Toledo), logra que Podemos
no presente candidato, como si, por el contrario, un candidato oficial se enfrenta
a Errejón en las urnas, la fecha elegida, las triples urnas del 26 de mayo,
evidencia la clara intencionalidad de tratar de deslizar el electorado de
Podemos hacia los postulados errejonistas. En el primer caso, por razones
obvias, en el segundo, porque Podemos correría el riesgo de verse marginado
socialmente como una formación radical con la ayuda, siempre inestimable, de la
fiel caverna mediática y de la abuelita Carmena y su operación Más Madrid, que
ya se extiende fuera de la capital. Tratar de salir de esa trampa, no va a ser
nada fácil para la mayoría de Podemos, pero una candidatura que supere el 5% conseguiría
como mínimo 6 diputados para frenar el avance de la derecha liberal. Lo que
queda de Ahora Madrid, más Podemos, IU y Equo sumarian lo suficiente para plantearse
la opción de concurrir, porque no hacerlo llevaría a miles de madrileños a la
abstención, y eso beneficia claramente las opciones de gobierno de la derecha.
Efectivamente, Errejón dice la verdad cuando afirma que no quiere
crear un nuevo partido. Pero, como sucede siempre con los políticos
profesionales, la verdad no es toda la verdad. Porque lo que intenta– tiene
perfecto derecho a ello, aunque no por procedimientos tan espurios– es
defenestrar a Pablo Iglesias de la dirección de Podemos. Errejón no se reconoce
en la línea de la actual dirección y, ha actuado para intentar corregirla. En
la ambigüedad de lo que fue el parto prematuro de Podemos, de la que tan
responsables son Iglesias como Errejón, reside la lucha que mantienen los dos
líderes y los problemas recurrentes en las organizaciones territoriales. No
sólo pugnan por conservar o recuperar el poder personal, sino, sobre todo, por
marcar el rumbo de Podemos.
Del mismo modo que el presidente del Banco Sabadell pedía un
Podemos de derechas, ahora mismo, el núcleo irradiador (Errejón y Carmena)
sugiere la necesidad de un Ciudadanos de izquierdas. Desde la premisa de que
los partidos son ajenos a los intereses de las clases sociales, e incluso desde
la consideración de que la política no está determinada por la economía, ni
siquiera en última instancia, cabe, desde luego, todo en el diseño de las
pasarelas de moda electorales. Algo parecido de lo que le sucede hoy a Pablo
Iglesias le ocurrió a Sánchez, pero el PSOE aún conserva la estructura orgánica
tradicional de las asambleas de militantes, que fueron las que salvaron al líder
socialista. No parece que suceda lo mismo en Podemos, un partido político que
todavía no es partido, que carece de estructura orgánica real en base a
asambleas de militantes que puedan organizarse en defensa del líder y lo
acordado y que continúa sin conjugar bien el quién y el para qué del verbo
poder. Cabría como
respuesta urgente consultar a las bases y organizar un Vistalegre III extraordinario
después de la cita electoral del 26M. De lo contrario, la sangría de los
desencuentros será el pan nuestro de cada día.
Lo veremos cuando se produzca el desenlace de la ofensiva del
núcleo irradiador errejonista que ataca a Iglesias al margen de las estructuras
democráticas de Podemos. Ocurra lo que ocurra, la izquierda pierde y con ella
la ciudadanía, y lo hace en el momento en que el liberalismo está más armado
que nunca para atacar los últimos reductos del Estado del Bienestar.
Pd: Ya tenemos Ciudadanos de izquierda, se llama PSOE
Pd: Ya tenemos Ciudadanos de izquierda, se llama PSOE
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