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Desde
hace tiempo se impone en el PSOE el término oposición útil para diferenciar
nuestra actitud de la del PP cuando nos toca sentarnos en la bancada de los
perdedores. Es un término que nadie entre las bases entiende y no por rencor,
aunque motivos hay para hacerle pagar al PP todo el vinagre que nos “regala”
cuando estamos gobernando, sino por su más que clara inutilidad para los
intereses generales, los intereses de la mayoría social que decimos representar.
Si
ha sido siempre necesario confrontar el modelo progresista al modelo
liberal-conservador que representa el PP, ahora lo es más que nunca. Desde que
la crisis nacida en el despacho oval y exportada al resto del mundo por los
ultraliberales nos azota con fuerza, las amenazas a las conquistas sociales y
al Estado del bienestar no han dejado de crecer. El resultado en España es más
que evidente: tres décadas de progreso amenazadas en apenas dos meses de
gobierno popular.
Frente
a esta realidad no cabe la expresión “oposición útil”, solo cabe la “oposición
frontal” que esperan los siete millones de españoles que nos votaron y los
cuatro que se quedaron en casa temiendo que haríamos lo que tú propones:
oposición útil. ¿Qué hay de coincidencia entre nuestro programa y el del PP
para plantearnos otra oposición que no sea la frontal? No me vale el argumento
del interés de España porque el interés de la mayoría no es el que representa
el programa del PP.
No
tenemos el mismo programa económico que el PP ¿o sí lo tenemos? Porque el
programa electoral del 20N y la ponencia marco del XXXVIII Congreso apuntaban
en dirección contraria a lo que viene haciendo el PP en estos meses de
gobierno. No tenemos el mismo modelo de relaciones laborales aunque os hayáis
esforzado mucho en el gobierno anterior para que no se notara la diferencia. Lo
cierto es que los 17 millones de trabajadores activos y los 5’5 millones de
parados esperan de nosotros que, en sintonía con los sindicatos de clase,
ofrezcamos una alternativa progresista. No tenemos el mismo modelo energético. Nosotros
apostamos por la sostenibilidad energética y el PP por prolongar la vida a las
nucleares y restar presencia a las renovables en el mix energético. No compartimos
con ellos el modelo educativo, ni el sanitario, ni los servicios sociales. Ni siquiera
compartimos la arquitectura institucional, ni algo tan básico como el modelo de
democracia. Nuestra apuesta decidida por la igualdad y por más derechos ha sido
radicalmente cortada de raíz… El PP nos ofrece más centralismo, mas injerencia
de la iglesia, mas conservadurismo en justicia… y el Senado con capacidad de
bloquear leyes. Me queréis, nos queréis explicar, entonces que espacio le queda
a la tan “valorada” oposición útil.
Puede
que seamos prisioneros de nuestro pasado reciente, algunos más que otras
indiscutiblemente y que ese lastre nos acompañe durante un tiempo. Cada vez que
critiquemos el control del déficit nos recordaran la reforma constitucional
pactada a la carrera, cuando critiquemos la reforma laboral nos recordaran el
decreto de Valeriano, cuando critiquemos los recortes a empleados públicos nos
recordaran… ¡Ay compañeros, que dura es la travesía que nos espera!
Compañer@s
del 49%, ahora es más necesario que nunca nuestro esfuerzo por la cohesión
interna, pero también lo es que consigamos romper de inmediato con los errores
que nos han traído hasta aquí. Quedarnos de brazos cruzados, lamiendo las
heridas de la derrota, por muy dulce que haya sido, solo prolongará la agonía y
acrecentará el riesgo de nuevos fracasos. Fuera, en la calle, la gente nos
espera. ¡No les defraudemos!
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