Cartel del documental Marinaleda |
A pesar de la suciedad, Madrid en otoño es un lugar para pasear entre tabernas, pasar la mañana en los museos o ver una “peli” que aún no la han estrenado en provincias.
También es Madrid, en estos tiempos que corren, un espacio de resistencias. Las luchas contra las élites del estado las libran los ciudadanos madrileños con la intuición de saber que allí se está jugando algo más que las privatizaciones de la enseñanza, la sanidad, las aguas del Canal de Isabel II o la recogida de residuos y jardinería de la capital del reino. ¡Madrid, resiste! a pesar de que han pasado, de que gobiernan la ciudad, la comunidad y España. Madrid resiste y el 15M no hubiese sido posible sin Sol.
En todo esto iba pensado mientras caminaba por la calle de Atocha y la tarde nos regalaba una suave llovizna, cuando de frente, en la Plaza de Antón Martín, en dirección a La Latina, me abracé con el monumento a mis compañeros abogados y sindicalistas asesinados en 1977 en un despacho laboralista, unos metros más abajo. En ese lugar detuve el paso; Madrid olía y no era a basura, olía a transición o ruptura. Las castas dominantes en este monstruo de estado están en ello.
Allí, donde los Borbones residen, los tambores de las tribus urbanas suenan en los barrios; se van decantando los intelectuales y artistas en qué lugar de la pancarta estarán, si detrás o enfrente.. Se van cayendo unas estructuras organizativas y levantando otras. Los ciudadanos en la dermis vecinal con perfume a castañas, acechan como felinos los momentos de la historia, cazando conquistas, reventando privatizaciones…
Cartel de apoyo de las AAVV a la huelga |
Y tú compañera, tienes miedo de que Madrid se quede sola. No te preocupes, Ella es nuestra. La hemos levantado durante siglos, no les pertenece. Lo saben muy bien nuestros “fellah min guir ard” (campesinos sin tierra) aquí en mi casa, Andalucía. Me di cuenta, cuando ayer frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, le dijeron a los jueces que nuestros quinientos procesados no son un tema judicial. Su delito es luchar contra el hambre y la pobreza y eso no se resuelve en los tribunales.
En su alegato estaban como testigos todos los sindicatos alternativos y transformadores. A Plaza Nueva llegaron comunicados de apoyo de Europa y América latina. Nuestros jornaleros andaluces, convirtieron una acción local en una reacción global: la solidaridad entre los pueblos se teje andando.
Y en un momento del acto, Paco o Joaquín, no sé quién fue de los dos, recordó una frase atribuida a Emiliano Zapata : “O luchamos juntos, o nos ahorcan por separado”.
Madrid, Euskadi, Galicia, Murcia, El País Valencia, Catalunya, Extremadura… también estaban allí, frente al régimen andaluz y español. Los mismos que se encuentran a la salida de un túnel que se bifurca, con dos letreros que anuncian: el de la derecha, Reformas, el de la izquierda, Ruptura.
Marcos González Sedano
Crónica Popular
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