En algunas de nuestras leyendas
intervienen aves con poderes sobrenaturales. El cuclillo, por ejemplo, es un
pájaro que goza de gran popularidad. Un cuento que
lleva su nombre narra la hazaña de una cruel madrastra que descuartiza a su
hijastra y se la sirve como alimento a su padre, quien
no cae en el engaño y guarda los trozos en un paño. Al tercer día, los restos
de carne y hueso se transforman en un hermoso cuclillo,
que, al huir de la madrastra asesina deja caer la muela que tenía alrededor del
cuello y que se convierte en la losa de la tumba. La historia termina
convirtiendo al pájaro en una leyenda:
Aún hoy el cuclillo, pájaro
tímido y huidizo, vive solitario en los bosques y no entra jamás en los patios
de las casas. Tampoco construye nido, como la muchacha que no tiene hogar. Y si
alguna vez vuela hacia las viviendas de los humanos, es portador de luto: así,
cuando canta con el pico orientado hacia la casa, con seguridad morirá en ella
algún animal doméstico; pero si su pico se orienta hacia el oriente, alguno de
los habitantes de aquel caserío hallará pronto su morada definitiva en la fría
tierra del camposanto.
En las leyendas populares también
hay aves caracterizadas por su maldad, como el pájaro de los ojos amarillos, el
Pecu y el gallo de la muerte. El nombre de este último se debe a que, según la
leyenda, el que oye su canto muere al día siguiente.
El pájaro de los ojos amarillos habita
en las montañas y mata con su mirada. Es fruto del apareamiento entre un
murciélago viejo y una lechuza. No sale en verano porque su sangre es como el
aceite y teme que el sol la caliente. A los diez años se le caen las alas y se
marcha a vivir a un río. Cuando el sol calienta el agua, la sangre le escuece y
se pone a excavar de un modo frenético hasta fabricar los pozos en los que se
ahogan los niños. Cuenta la leyenda que si mira a una persona en el mismo
momento en que suenan las campanas de una iglesia, le transmite con sus ojos un
mal que le quema las entrañas y que lo matará en cuatro horas. El único remedio
consiste en mirar a una golondrina y recitar esta invocación:
Quitaste a Dios
las espinas
quítame a mí el
mal ardiente
de este pájaro
maldito
El Pecu es un pájaro malvado,
parecido al gavilán, de cabeza y lomo grises, pecho y vientre a rayas y cola en
forma de escoba. Según la leyenda, era el hijo de un molinero ladrón que, como
castigo, tuvo un hijo deforme, malvado y torpe que solo aprendió a leer la p y
la q, pero siempre las confundía, de ahí que lo llamaran Pecu. Un día, en el
colegio, mató a un compañero, embistió al maestro, destrozó la clase y rompió
la cruz de la pared. Como castigo divino, fue transformado en pájaro. Pero no
por ello dejó de atormentar, sobre todo a las mujeres, porque él decide cuándo
se casan, y a muchas las deja solteronas. Por ello en primavera las mocitas le
interrogan con voz dulce:
Pecu, Pecu,
Pecu,
colita de
escoba:
¿Cuántos años
faltan
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