La imagen oficial de la Transición se ha construido sobre el silencio, la ocultación, el olvido y la falsificación del pasado para enterrar la memoria histórica del periodo republicano y la ilegitimidad originaria de la monarquía juancarlista. Lo denuncia Alfredo Grimaldos en su nuevo libro, “Claves de la Transición” (*), como ya lo había hecho antes en “La sombra de Franco en la Transición” y “La CIA en España”.
La Transición se diseñó en la sede central de la CIA. Grimaldos publica el testimonio del general Manuel Fernández Monzón, enlace de los servicios secretos de Carrero Blanco con la CIA: “No es verdad todo lo que se ha dicho de la Transición. Como eso de que el rey fue el motor. Ni Suárez ni él fueron motores de nada, sólo piezas importantes de un plan concebido al otro lado del Atlántico. Todo estuvo diseñado por la Secretaría de Estado y la CIA”.
Cuenta este oficial retirado que el SECED, los servicios secretos de Carrero Blanco, coordinados con la CIA, escoltaron a Felipe González para que consiguiera en 1974 la Secretaría General del PSOE en el Congreso de Suresnes. Fernández Monzón era entonces capitán en el SECED (Servicio Central de Documentación): “El SECED expide los pasaportes que permiten a Felipe González y a los suyos viajar a Francia y escolta al emergente político sevillano hasta Suresnes. En un restaurante de la calle madrileña de Santa Engracia hablamos con Felipe González, en presencia de Enrique Múgica, para garantizarle su viaje a Suresnes. Otros compañeros se entrevistaron con Nicolás Redondo que entendió enseguida que debía ceder el puesto a un Secretario General más joven y con otras características. José Faura, entonces oficial del SECED, tuvo un destacado papel en aquellos acontecimientos. Llegaría a general y fue Jefe del Estado Mayor del Ejército veinte años después con Felipe González como presidente del gobierno. Le pedimos a Willy Brandt, presidente de la Internacional Socialista, que le diera la patente al sector renovador del PSOE. La operación salió perfecta. Felipe González fue el hombre más importante de la Transición y el que mejor la comprendió. No tuvo ninguna duda de que había que conservar la monarquía”.
No tuvieron éxito los espías franquistas y sus patrocinadores de la CIA en el intento -confirmado también por Fernández Monzón- de sustituir a Santiago Carrillo por Nicolás Sartorius en la Secretaría General del PCE.
La CIA y la socialdemocracia alemana se turnaron celosamente en la dirección de la Transición española para aniquilar a la izquierda comunista.
(*) “Las claves de la Transición
De la muerte de Carrero Blanco
al referéndum de la OTAN”
Alfredo Grimaldos Ediciones Península
CRÓNICA POPULAR
De la muerte de Carrero Blanco
al referéndum de la OTAN”
Alfredo Grimaldos Ediciones Península
CRÓNICA POPULAR
En el grupo de Suárez, estaba Joaquín Garrigues Walker; según se ha dicho, el padre de este, Antonio Garrigues y Díez-Cañavate, era el hombre de la CIA en España. Entonces, ya la CIA estaba dentro del grupo de Suárez que capitaneaba Calvo-Sotelo. Suárez era la cara guapa de la UCD.
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