miércoles, 3 de julio de 2013

LAS CLAVES DE LA TRANSICION ESPAÑOLA (1973-1986).

“¿Para qué tenía que suceder? ¿Y qué ocurriría entonces? ¡Bah! Negociaciones punteadas con inocuos tiros de fusil, y luego todo seguirá lo mismo, pero todo estará cambiado… Sucederían muchas cosas, pero todo habría sido una comedia, una ruidosa y romántica comedia con alguna manchita de sangre sobre el bufonesco disfraz.” El Gatopardo. Autor: G.T. Di Lampedusa.
Título: Claves de la Transición 1973-1986 (para adultos). Autor: Alfredo Grimaldos. Editorial: Península.
Título: Claves de la Transición 1973-1986 (para adultos).
Autor: Alfredo Grimaldos.
Editorial: Península.
Sobre nuestra espalda el pasado, bajo nuestros pies el presente, y el futuro para andarlo. Del pasado nos viene lo que tenemos y condiciona el futuro. Ese tiempo que se llamó “transición” fue tiempo camaleónico; el cuerpo del sistema presentó una forma que se adaptaba a la estructura franquista. Alfredo Grimaldos  en su libro de reciente aparición “Claves de la Transición 1973-1986 (para adultos)”, muestra cómo de 1973 a 1986 llevaron adelante esa operación estética preparada en conjunto por franquistas-monárquicos, la CIA y la socialdemocracia. Debían equilibrar el sistema para que sobreviviese, debían frenar las luchas populares, e ir disponiendo un aparato legislativo que confundiese, persiguiese y desconcienciase al pueblo trabajador. Los colaboracionistas, los corruptores y corruptos recibieron todo el apoyo de los poseedores de la riqueza y de la dictadura y sus ayudantes internacionales. Y, en el lado de la lucha social, la resistencia no fue lo suficientemente fuerte. Por eso consiguieron desunir y derrotar a quienes se enfrentaban al franquismo antiguo y al de nuevo cuño. El sistema franquista-monárquico impune ha resultado el jinete de la peste apocalíptica.
Alfredo Grimaldos exponiendo datos precisos, documentación histórica y resultados incuestionables explica cómo, acuerdos y participación de quienes pasaban por ser demócratas, reubicaron el franquismo para la nueva etapa, le disimularon las aristas bajo el manto monárquico, de ahí que la Constitución no condene el pasado y conceda inmunidad al rey, al sucesor de Franco. Los problemas que hoy tenemos se reducen a uno solo porque todos los problemas provienen del mismo. El estado de la monarquía es el estado de derecho de los bancos, de la iglesia, de los terratenientes, de la patronal… Ese es su estado de derecho. Nosotros, la inmensa mayoría, queremos otro estado de derecho, el de la vivienda, el trabajo, la enseñanza, la sanidad, la justicia, los derechos de la mujer trabajadora…
Franco firma la orden de asesinar a 5 demócratas, pocos días antes de morir él mismo, 20 de noviembre de 1975, y le continúa Juan Carlos el mismo día 22, elegido en los años 50 del pasado siglo por el consejo de ministros de Franco, firmada la ley de sucesión. Prometeo Moya recoge en su novela magnífica “Conversaciones con Pilar Primo” un dato a tener en cuenta: “En 1942, portavoces oficiosos hicieron saber “que Hitler estaría dispuesto a restaurar la monarquía en España”. En consonancia con ello, también en algún periódico de 1936, una vez que dieron el golpe de Estado, se publicó la noticia de que el monarca Alfonso XIII visitó a Hitler para felicitarle por la celebración de los juegos olímpicos.
El 22 de noviembre de 1975 comenzaba la nueva forma  de dominación, se entronó definitivamente a quien diría más tarde en una entrevista para la televisión inglesa “no consiento que en mi presencia se hable mal de franco”. Los mismos se ponen otra chaqueta con algunas ayudas que veremos, y es que se disponen a hacer frente a las clases trabajadoras que tienen una gran fuerza en la calle y comienzan 1976 con fuertes movilizaciones. Cómo se las verían los continuadores del franquismo, el régimen de Juan Carlos heredero, que de 1976 a 1980 sus grupos armados causan más de 100 muertos…
En vida de franco un grupo numeroso de personajes siniestros, Fraga, Martín Villa, Pío Cabanillas … preparan lo que, junto a colaboradores de la catadura de la nueva dirección del PSOE -González, Guerra- y Carrillo y su PCE, van a hacer el nuevo vestido del régimen sucesorio. “En 1973, el “opositor” monárquico Joaquín Satrústegui, que cuatro años más tarde se convertirá en senador por designación real en las primeras Cortes, declara en Roma que la táctica de ofrecer premios a quienes colaboren les viene dando los resultados deseados.
Antes, durante y después del desarrollo legislativo del neo franquismo se lleva a cabo paso a paso el desmontage de las organizaciones sociales y, con ello, la desilogización, la promoción de la ignorancia, la traición a la razón y a la memoria democrática. Los dirigentes mencionados, que se presentan como de la oposición, en realidad opositan. Junta Democrática/Plataforma Democrática se desprenden de los puntos y organizaciones más críticas y detrás de los focos entran en tromba a la colaboración con el régimen. Sus dirigentes hablan de la nueva etapa como de una “transición ejemplar”, y todo el aparato informativo del sistema lo difunde una y otra vez hasta hacer de la mentira verdad.
Haro Tecglen diría de la ley electoral “Ley D’Hont” que “se adoptó para continuar el franquismo a base de dos partidos únicos”. García Trevijano afirmará que “…todas las ambiciones se basaron en la miserable mentira de la reconciliación nacional entre franquistas y demócratas …”. En 1977, promulgaron los pactos que echaron abajo buen número de conquistas obreras, entre las que sobresalen la reducción de sueldos y la facilidad para despedir. Así prepararon el terreno para lo que iban a hacer, han hecho y hacen. “Carrillo vende la necesidad de apoyar los pactos “por el peligro que se cierne sobre la democracia”. Nos dice Alfredo Grimaldos que ese es el  chantaje que de manera continuada divulgan para conservar el régimen fascista con sus personajes y mandatarios dentro de un nuevo ropaje. Y aún hoy lo airean para que siga y oculte a sus padres antidemocráticos.
A los 25 años de los Pactos de la Moncloa, José Luis Leal, ministro de Economía de Adolfo Suárez habla agradecido de los dirigentes de la llamada izquierda: “El compromiso de los líderes políticos del momento hizo posible la neutralización política de los previsibles efectos sociales del ajuste económico.” Dicho esto, Alfredo Grimaldos expone las tramas que se van urdiendo desde el poder y los colaboracionistas para derrotar a toda la resistencia al neofranquismo: nombramiento por Franco de Juan Carlos,  planes para implantarlo desde los despachos de la CIA estadounidense y de la socialdemocracia alemana, de la dirigencia colaboradora en todos los ámbitos con la gran mentira traducida a cada asunto concreto, la entrada en la OTAN, la creación del GAL, la colocación de los franquistas en el aparato que ha cambiado de nombre, el TOP y la Audiencia Nacional, hacer que al aparato militar franquista se le declare garante de la unidad (en ningún país el ejército se presenta por encima del derecho más que en las dictaduras),  la colocación en el aparato económico de los implicados que se agarran a la dirección y la estructura de los órganos económicos, informativos, hasta en casos insospechados como la organización “Cáritas” con una dirección proveniente de la brigada político social, la policía política del franquismo, renuevan los acuerdos con la iglesia que le garantizan una situación de poder aun por encima de lo que tenía, y rechazan permanentemente la educación democrática y la Memoria Democrática … Todos los fascistas mantuvieron sus puestos y crecieron, o con el tiempo han sido sustituidos por sucesores provenientes del mismísimo fascismo, igual que en la jefatura del Estado. Terrible pero cierto.
Falta en el libro la historia del movimiento obrero de esos años, que es el que puso al franquismo en dificultades, movimiento obrero que hizo que el conjunto popular vislumbrase la posibilidad de un mundo justo, un mundo democrático con la derrota del régimen ilegítimo, aliado de nazis y fascistas, un movimiento obrero en el que muchos de sus militantes fueron asesinados y el mundo entero alzó su voz en su defensa ante el régimen criminal. A pesar de ello, y puede que su exposición requiera de otro volumen, el libro de Grimaldos necesita gente lectora, gente relatora, comunicadora, porque debe divulgarse de manera sostenida y denunciar al aparato de propaganda oficial que desde todos los medios ocultan la verdad histórica o mantienen que fue lo mejor para todos. Este tiempo les ha servido para desarrollarse como un cáncer que ha destruido lo mejor del pueblo, su conciencia antifranquista, sus organizaciones que transmitían el anhelo de un mundo mejor, y la lucha de los pueblos atados por el franquismo. El libro necesita gentes lectoras, gentes que se dispongan a recuperar lo que era y es suyo, gentes que quieran aprender por su propio bien, gentes que busquen su sentido crítico, gentes que aspiren a cambiar nuestra realidad. Un libro para no dejarse engañar otra vez, ahora, hoy mismo, que desde el poder neofranquista, desde las jefaturas, piden acuerdos, pactos, regeneraciones, transiciones, buscan colaboradores para una nueva reforma de su casa, “para el mantenimiento de la democracia”, como decían en ese tiempo que nos cuenta el autor.
Alfredo Grimaldos con su editor, Manuel Fernández-Cuesta, en la presentación del libro. © Max
Alfredo Grimaldos con su editor, Manuel Fernández-Cuesta, en la presentación del libro. © Max

Ramón Pedregal Casanova || Escritor.

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